Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 9



Llevo un tiempo en que me encuentro sola y meditando. A veces estoy, quizás por mi fantasía y sueños, desconectada de la realidad. ¿Desconectada del mundo en general? En absoluto: procuro estar informada de todo loque pasa, por las vías que sean. Incluso cuando me aislo en mi casa, con la depresión que muchas veces me atenaza el alma, procuro estar en contacto con la actualidad a través de la televisión, de la radio, del periódico. Tal como está el mundo, el aislamiento me parece culpable. Con el afán de progreso se han originado enormidades en el mundo, y aun cuando no sean directamente provocadas por el afán de ese “progreso” en sí, sí derivan de él. Ya no se ven conejos en los montes; no sé cuánto hace que, salvo carpas, no vemos otros peces ni cangrejos en los ríos, y, por si fuera poco, empiezan a morirse los olmos y muchas plantas más. Como ves, de las catástrofes  ecológicas no sólo tengo información por los diarios, sino también información directa por lo que veo a mi alrededor.

 

Qué puedo pensar de este mundo en el que coinciden los avances más espectaculares de la ciencia y el progreso con algo tan anacrónico y real como es que en Etiopía se estén muriendo de hambre cientos de miles de personas. Aunque esto parezca un tópico hay que admitir que así es. Los países que podrían resolver los problemas de los pueblos atrasados dándoles de comer o poniéndoles en condiciones de darse ellos de comer, están gastando todos sus presupuestos en armamento.

 

Vamos a tener que pensar y, lo más grave, aceptar, que la posibilidad de acabar todos en un holocausto es la consecuencia lógica de tal locura, pues tal y como marcha el mundo y con la insensatez que lo estamos (ESTAMOS TODOS) gobernando, PARECE QUE ESA SERÍA LA CONSECUENCIA LÓGICA. Sería como un castigo al que nos hacemos acreedores, sí.

 

Actualmente están proliferando en Occidente los movimientos pacifistas, y yo aplaudo la aparición de esos movimientos, de estas manifestaciones de protesta; lo que ocurre es que, en mi opinión, muchas manifestaciones pacifistas retratan un fondo sectario, partidario, que antepone a la paz otros intereses.

 

Yo me considero una pacifista que condena con la misma decidida y resueltaactitud la guerra de Irak que la intervención, olvidada ya, de los norteamericanos enNicaragua. El pacifismo, hay que decirlo, es sólo uno, no depende del color queimponga un criterio político, sino que depende de una actitud moral. Lo otro es hacertrampa.

 

Yo creo que es todavía insuficiente el número y la fuerza de dichos movimientos pacifistas para impedir esta siembra de misiles que está apoyada en una fuerza más grande aún. Lo que hay que esperar, y desear, es que estos movimientos sean sinceros y, dentro de esa sinceridad, que propugnen una CONCIENCIA MORAL UNIVERSAL, esto es: en el este y en el oeste. Pienso que podrían convertirse en una fuerza alternativa, siempre que fuesen AUTÉNTICOS Y GENEROSOS.

 

El haber cifrado el progreso en una mejora del nivel de vida con olvido del hombre y de la naturaleza, es un error tan grave que puede constituir un suicidio colectivo. El hombre, obnubilado por su afán de progreso, olvida con frecuencia que lo que en un primer momento parece progreso, a la larga puede resultar lo contrario, como ocurrió  con el famoso y antiguo DDT. El avance del mundo debería producirse como andan los hombres prudentes: sin dar el segundo paso antes de haber afianzado el primero.

 

En definitiva, el hombre de hoy no se detiene ante nada. ¿No será en realidad una especie de aprendiz de  brujo que no puede contener las fuerzas que él mismo ha desatado? Esto, efectivamente, puede estar ocurriendo. Sí mañana los EE.UU. y otros países armados fortísimamente, llegaran a un acuerdo, no de reducir las armas nucleares sino de destruirlas, ¿qué hacer, entonces, con los millones de toneladas de desechos radiactivos que produciría esta actitud? ¿Arrojarlos a las costas gallegas? Es lo que se está haciendo de hecho. Te dicen, para tranquilizarte, que la resistencia de estos recipientes de residuos está garantizada para cien años, pero es que laenergía que encierran estos bidones seguirá viva dentro de quinientos o de mil años. O sea, nosotros a vivir  tranquilos, ¿y las generaciones siguientes? Esta actitud me parece tan diabólica que me lleva al convencimiento de que el futuro se ha desbocado, se ha vuelto contra nosotros y quizá ha llegado el día en que no lo podamos contener.

 

Estas son meditaciones respecto a la importancia que, en algunas circunstancias, damos a algunas cosas. Cuando ya el mundo está desbocado... ¿dónde habita la verdad del hombre?.

 

Quizás parece que pretendo saber más que los demás, y no es así. Pero me siento tan manipulada en todas las circunstancias que están rodeando al mundo, que creo que al final vamos a ser como las ovejas: no pensaremos. Descansaremos en casas que nos volverán perezosos, y nos desconectaremos de todo viendo esos programas cutres de la TV, que cada vez tienen más audiencia. Los compromisos no existirán, pues consideraremos que nos esclavizan, y no nos damos cuenta de que ya somos esclavos, hace bastante tiempo. Creo que voy vagando por un cielo de nubes negras, que son los olvidos de ese mundo que sufre. Pero DESPERTARÁ. Y que me dejen de manifestaciones con disfraces, que eso siempre es evidente. Me acuerdo de la obra “El gran teatro del mundo”.

 

Victoria Lopesino

Presidenta de la Federación Nacional de España