Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 9



EN números anteriores hemos hablado en esta esquina de las reformas de la red social en Alemania:  pensiones de retiro, seguro de enfermedad, etc. En éste, un par de líneas sobre el más decisivo de los muchos “porqués“ de esas reformas.

 

Por un lado, la globalización de comunicaciones, transportes, viajes, transacciones bancarias, etc., ha ayudado a la ideología neoliberal (crecimiento perpetuo + lucro máximo en tiempo mínimo) a adueñarsedel mundo. Todo otro enfoque de la economía es herético y rancio. Y lo que es bueno para la economía está por encima del “Bien“ y del “Mal“.

 

Por otro lado, el capital -fuera anónimo o familiar-, estaba antes vinculado a una empresa que producía cosas, objetos tangibles. Hoy, una masa de capital inconmensublemente mayor que el “vinculado“, es capital “no vinculado“, migrante, que se traslada en pocos minutos de un punto a otro del planeta, retirándose de la empresa A, e invirtiendo en la empresa B en el otro hemisferio. Y sólo produce lucro para sus accionistas. Los llamados “fondos de inversión“ acumulan y manejan esa masa ingente de capital, y persiguen exclusivamente el “lucro máximo en el tiempo mínimo“ para sus valores bancarios, cuya subidaen bolsa lo decide todo. Lo enorme de las cifras y la rapidez de desplazamiento permite a ese capital imponer a las empresas, aun muy poderosas, condiciones inapelables. A la empresa que no produce unmáximo de lucro (lo que supone un mínimo de costos), se le retira el capital, que pasa a invertirse en una más “flexible“, en otras latitudes.

 

Consecuencias para las empresas: si la técnica requerida para la producción lo permite, traslado de las fábricas a países de salario bajo, cargando a la red social el personal cesante. Si la técnica no permite esa emigración, reducciones drásticas de personal (a costa otra vez de la red social) para ahorrar salarios, y “gastos sociales“. O reducir el salario y alargar la jornada semanal para evitar despidos... durante dos años (solución Siemens, junio 2004).

 

Durante largos decenios, gobiernos y parlamentos se han ocupado de otros asuntos; intermedio que el capital ha aprovechado para, inadvertido, ir ganando y asegurando posiciones que un día serían útiles. Eldía llegó al hundirse la Unión Soviética y desaparecer con ella el apoyo a los movimientos sociales de Occidente. Hoy, los  gobiernos han perdido el poder sobre el capital. Sólo las empresas medianas y pequeñaspagan aún sus impuestos; las grandes, apoyándose en una legislación largamente preparada por sus lobbys, tienen en Alemania sólo pérdidas; y en los oasis fiscales, sus beneficios. El poder político está prácticamentedesarmado frente al fraude fiscal. Y lo mismo frente a las empresas que trasladan su producción a países de costos más favorables.

 

Las reformas legislativas para que las empresas “puedan mantener su competividad“ son, pues, inevitables, sean unas u otras las convicciones sociales de los políticos/partidos “en el poder“. Y lo que es peor: las reformas sólo resuelven el problema de momento. Nuevas técnicas suprimen más y más personal; nuevos países de salarios bajos se hacen competencia por atraer fábricas –que también son ya casi tan migrantes como el capital al que sirven–; y nuevas reformas se hacen indispensables en el país base para parar esa imparable erosión.

 

Este es el principal “porqué“ de las reformas en Alemania, que no han hecho aún más que empezar. El globo pierde gas y baja rápidamente hacia el nivel de solidaridad social estadounidense: flexibilidad en la aceptación de condiciones y localidades de trabajo; necesidad de más de un empleo para sobrevivir; y cuando llegue el final, ¡sálvese el que pueda! Consecuencia para el ciudadano de a pie: abotonarse bien el abrigo y no olvidarse de la bufanda.                                                                                                                 

 

 

                                                                                                                     

 

 

 

 

 

 

 

Eduardo Espert (Bonn)