Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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En Alemania, 20 millones de personas reciben pensiones oficiales. En esta cifra se incluyen las pensiones de viudedad, cuyo montante representa el 55% de la pensión del cónyuge.

El sistema de pensiones alemán se basa en que la generación activa financia las pensiones con su trabajo.

Las pensiones oficiales deberían actualizarse de una forma parecida a la de los salarios brutos, pero las reformas sociales de los últimos años han afectado sobre todo a los pensionistas, por lo que nos sentimos tratados de manera injusta.

Entre 2004 y 2006 las pensiones no se actualizaron en función la inflación. Sino que el gobierno aprobó un paquete coyuntural, que afectaba desfavorablemente a los pensionistas.

Los impuestos que debemos pagar los pensionistas no han cambiado prácticamente nada, muchos están aún peor  que el año pasado.

Por supuesto, la inflación no afecta sólo a los trabajadores sino también a los pensionistas; especialmente en los alimentos, la energía y las primas de los seguros por enfermedad, que están subiendo.

Pero a diferencia de los trabajadores, los pensionistas no pueden beneficiarse de los subsidios de desempleo, que van a bajar en 2009.

La parte de las pensiones sujeta a tributación se ha rebajado a 1.400,00 € para el año 2009 y todavía dudamos si el gobierno va a cumplir su promesa de aumentar considerablemente las pensiones de jubilación para el año 2009.

Es imposible entender estas reformas caóticas.

Es inaceptable que alguien que haya trabajado durante toda su vida, cobre una pensión por debajo del subsidio de asistencia socia en Alemania.

Ser pobre en la vejez en Alemania significa tener que vivir con unos 800,00 € al mes.

Algunos  jubilados tienen que seguir trabajando, como ayuda doméstica por ejemplo, por menos de tres a cuatro euros la hora.

Es inhumano.

También es injusto que los jubilados tengan que pagar la prima completa del subsidio de asistencia social, mientras que en el caso de los trabajadores la mitad de la prima las paga el empleador. Lo mismo ocurre en cuanto a los seguros de enfermedad.

La persona mayor también tiene dificultades para acceder a créditos bancarios. Además, las compañías casi nunca se comprometen a asegurar a las personas mayores .

Es una vergüenza que un país desarrollado como Alemania no sea capaz de hacerse cargo de las necesidades de sus personas mayores y que incluso estas, en situaciones financieras precarias, tengan que pedir apoyo a los hijos. 

Es inimaginable que a  la mitad de las personas mayores y discapacitadas, alojadas en residencias, nunca las visiten sus familias y pierdan el contacto con el mundo exterior.

Por ello, no sólo se trata de política sino de que cada uno de nosotros tenemos que unir cabeza y corazón para combatir cualquier forma de discriminación contra las personas mayores.

No queremos privilegios.
Pero tampoco queremos se nos olvide.

Ruth Rebert
(Alemania)