Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

PUBLICACIONES

Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 5



Parece que la experiencia y el conocimiento a partir de los 55 años sea una carga. Los índices demográficos han sufrido durante la última década una pérdida significativa, aunque parece que ahora está mejorando el índice de natalidad, especialmente en las grandes ciudades, pero la realidad es que desde el punto de vista demográfico, en los próximos años veremos el progresivo envejecimiento de la población, y será más patente en esta década y la siguiente.

 

José R. López

Entonces nos podemos preguntar:

¿Nuestra experiencia y nuestros conocimientos acumulados en una larga vida laboral, no pueden ser utilizados en y por las empresas y por la sociedad en general?

¿Piensan los jóvenes que únicamente ellos están en posesión de toda la verdad?

¿No podrían utilizar a los «veteranos» de muchas batallas operativas, administrativas, de tomas de decisión, etc., como un senado para escuchar sus consejos y sugerencias avaladas por su larga experiencia?

En mi opinión, creo que se deja perder un gran potencial, que por otra parte, y para no anquilosarnos, para no pararnos, para no quedarnos obsoletos, nosotros mismos debemos canalizar las ganas, la energía, la fuerza y la ilusión que tengamos en desarrollar nuestro espíritu, nuestra mente, para aumentar nuestros conocimientos de esas asignaturas que seguro todos tenemos pendientes.

Creo que nadie puede eludir la obligación de recordar y transmitir, que todos podemos aprender de todos; de los que tienen diez o veinte años más que nosotros podemos y debemos aprender, y los que tienen diez o veinte años menos que nosotros pueden aprender de nosotros y también nosotros de ellos.

En este aspecto deberíamos aplicar la teoría de los vasos comunicantes, en los que se equilibran, se equiparan los niveles de los depósitos, aunque sean depósitos de diferentes capacidades. La capacidad de aprender no es la misma a los 10, 25, 40, 55 ó 70 años, pero siempre persiste la capacidad de aprender y de transmitir lo que sabemos.

Y para finalizar, una reflexión. Debemos concebir la vida que nos quede por delante como un juego, como algo agradable que vale la pena, pensando que tenemos siempre mucho que dar, mucho que transmitir y mucho que recibir, y que para ello hemos de conseguir que existan, que proliferen unas verdaderas relaciones intergeneracionales, y conseguir real y plenamente una sociedad para todas las edades. Todo esto sólo puede invitarnos a vivir la vida con plenitud y con la obligación de intentar ser felices, y lo que es más importante, conseguirlo.

 

José R. López

Tesorero de la Agrupación de Jubilados y Pensionistas

de las Cajas de Ahorros Europeas