Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 24



La imagen que a menudo tenemos del Piamonte es la de una zona periférica del Reino de Italia, una tierra donde competían formas más o menos vagas de poder territorial: los Saboya, Monferrato, el Marqués de Saluzzo y los municipios.

En realidad, el Piamonte ofrece una gran variedad de situaciones desde el punto de vista económico, precisamente por la combinación de diferentes ámbitos. Entre ellas, la frontera natural formada por los Alpes subraya la importante función de paso que cumplen las carreteras y puertos piamonteses. Al mismo tiempo, en el plano institucional, los pasos y valles fueron importantes canales de afirmación política: piénsese en la importancia de los Valles de Aosta y Susa para la formación progresiva del Estado de Saboya.

La política comercial de los Saboya tuvo como objetivo, desde mediados del siglo XIII hasta finales del siglo siguiente, desviar el comercio italiano del Monginevro, el Delfinato y la Borgoña hacia las zonas de Moncenisio y Vallese con el fin de mantenerlo el mayor tiempo posible en los territorios bajo su control.

Como parte de esta estrategia, se incluyeron los prestamistas, cuya expansión por el territorio a través de los Alpes había ido de la mano de la expansión territorial de la dinastía de los Saboya.

Algunos prestamistas habían mantenido una doble actividad, combinando funciones y operaciones puramente mercantiles con las financieras. Las raíces de estas familias están estrechamente ligadas a las necesidades financieras de las autoridades locales, urbanas o principescas, a las que tenían que pagar un derecho de burguesía o un tributo anual para ejercer su profesión. También es obvio que quienes supieron manejar con astucia las relaciones con los gobernantes locales, siempre hambrientos de dinero, lograron obtener licencias y cesiones que les permitieron un arraigamiento más sólido en el territorio y la asignación de cargos públicos tales como tesorerías, recaudadores de impuestos, administradores de peajes y aduanas u otros privilegios.

Con el paso de los años, las actividades comerciales, artesanales e industriales generaron una necesidad de capital cada vez mayor, por lo que los Montes de Piedad también se extendieron por el Piamonte, y de algunos de ellos surgieron grandes bancos: el Instituto Bancario San Paolo de Turín fue fundado para el Piamonte en 1853.

También a principios del siglo XIX, además de los bancos de interés nacional, se crearon cajas de ahorro. La primera que se estableció en Piamonte fue la Cassa di Risparmio (Caja de Ahorros) de Torino, que comenzó a funcionar en 1827, seguida de Alessandria, Asti y otras provincias del Piamonte.

En 1855 se crea también en Cúneo la Cassa di Risparmio de Cuneo, por resolución de la Administración Municipal, con un patrimonio de 5.100 liras dividido en 102 obligaciones de 50 liras cada una, divididas de la siguiente manera: 51 para el Ayuntamiento de Cúneo, 20 para el Hospital Civil de Santa Croce, 20 para la Congregación de la Caridad, 5 para el Hospital de los Incurables y 2 para la Guardería infantil, para Pia Opera Fabre-Laurenti y para la Sociedad de los Trabajadores.

La primera ventanilla estaba situada en el propio ayuntamiento de Cúneo y el objetivo principal de la nueva institución, según los fundadores, era estimular el "espíritu de la economía", "facilitar el uso fructífero de los pequeños ahorros" y, por último, "proteger a los ciudadanos de los chantajes de los codiciosos interceptores y usureros". En los años siguientes, la Cassa también asumió el papel de Monte de Piedad y continuó desarrollándose, comenzando las primeras donaciones caritativas, obviamente a sus miembros, en particular al Municipio, que obtuvo préstamos y construyó los primeros baños públicos. El crecimiento de la Cassa di Risparmio de Cuneo ha continuado regularmente, hasta el punto de que en 1920 se inauguraron las sucursales de Tenda, San Dalmazzo di Tenda, Demonte, Villafalletto y en 1921 se abrieron las de Borgo San Dalmazzo hasta que, tras la adquisición por incorporación de la Cassa di Alba, Dronero (1928) y Mondovì (1930), ocuparon todo el territorio de la Provincia.

Durante los años de la posguerra, gracias también a las florecientes industrias surgidas en su provincia (FERRERO di ALBA y la nueva planta de MICHELIN), la Cassa di Risparmio de Cuneo continuó su crecimiento aumentando los depósitos, adhiriéndose de forma notable a la suscripción de títulos de deuda pública y concediendo, a bajo interés, préstamos no garantizados a municipios, organismos morales y asociaciones de artesanos y agricultores. En 1956, con el fin de adaptarse a las nuevas y modernas necesidades empresariales, se creó un nuevo y moderno centro mecanográfico.

El desarrollo de la Cassa di Risparmio de Cuneo ha continuado con un vigor cada vez mayor y las excelentes cuentas anuales han hecho que las donaciones caritativas previstas en los estatutos se hayan ido ampliando y hayan contribuido a dar una ayuda concreta a muchas iniciativas culturales, artísticas y de interés público de la Provincia.

Las crisis económicas nacionales, que generaron las crisis de mercado y que pesaron sobre muchos balances de las instituciones de crédito, han producido muchas fusiones bancarias, y así también el laborioso y ahorrativo Piamonte tuvo que sacrificar sus bancos y cajas de ahorros para ayudar a salvar a muchas instituciones con balances deficitarios. En la práctica, todas las Cajas de Ahorro piamontesas más capitalizadas han desaparecido y han adoptado nuevos nombres que ya no tienen nada que ver con su territorio. La Cassa di Risparmio de Cuneo también dejó de existir en 1995, dejando un gran pesar en los corazones de muchos ciudadanos. Sin embargo, la mayoría de las sucursales siguen operando bajo otro nombre y los habitantes de Cúneo han podido encajar el golpe al saber que el importante producto de la venta de acciones de la Cassa di Risparmio de Cuneo se ha destinado a los activos de la Fondazione Cassa di Risparmio de Cuneo, manteniendo así un importante apoyo financiero a todas las iniciativas de utilidad pública que resulten merecedoras en toda la provincia.

Giraudo Renzo y Ramondetti Egidio
del Grupo Italiano