Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

PUBLICACIONES

Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 5



 

Hace años formé parte de un jurado que otorgó un premio literario a una narración basada en el conocido cuento de los caracoles que tenían que atravesar un camino y decidieron hacerlo todos juntos. El mensaje era: unidos podemos, dispersos nos aplastarán. Nuestras voces dispersas no se tienen en cuenta, asociados podemos conseguir que se nos escuche. Si los políticos comprenden algo es el poder del voto. Recuerdo unas elecciones en las que dependía de dos votos la elección de un diputado.

 

José Lidón

 

En la negociación laboral colectiva hay dos partes que negocian, patronos y trabajadores, representados por sus sindicatos. Ambas partes tienen algo que pedir y algo que ofrecer: mejoras económicas y sociales a cambio de trabajo y paz social. Pero, ¿qué pueden ofrecer los sindicatos en representación de los jubilados? Nada que no sea a costa de los empleados en activo, con el consiguiente enfrentamiento intergeneracional.

Parece evidente que los mayores debemos unirnos y negociar con el Estado, en definitiva, con los políticos, a los que sí tenemos algo que ofrecer: el voto, lo que ellos más valoran. Nuestros Estados legislan siguiendo las directrices de la Unión Europea, por eso nuestra Agrupación propugna la creación de una amplia plataforma interprofesional de asociaciones europeas de personas mayores que, sin que nadie pierda su identidad, tenga la suficiente fuerza para hacer oír la voz de los mayores en la nueva Europa. Tal como se acordó en la asamblea de Platja d’Aro, invitaremos al próximo «Euroencuentro» a diversas organizaciones europeas para debatir sobre este tema.

Sin pretender agotar la lista, a continuación enuncio algunos temas importantes pendientes:

• Vigilar la tendencia de los gobiernos a hacer que las pensiones sean menos dependientes del estado y más del ahorro personal. Soy partidario, cómo no, del ahorro individual para la vejez (cajas de jubilación, fondos de pensiones, seguros, etc.), pero solamente como sistema voluntario y complementario, no básico, ya que el denominado «contrato social» (cotizaciones de los que tienen un empleo remunerado para que cobren los jubilados, en la confianza de que quienes les sucedan cotizarán también para que cobre ellos en su día), es la única protección segura contra la pobreza extrema en la vejez. Los jóvenes, nuestros hijos y nietos, tal como dice Barry Ingham deben ser los más interesados en preservar el contrato social. Hay que recordarles que nosotros fuimos ayer lo que ellos son hoy, y mañana serán ellos lo que nosotros somos ahora. Nuestros años nos permiten ver todo el camino de la vida. Ellos, los más jóvenes, sólo pueden ver el primer tramo.

• La legislación de muchos países podría rozar la inconstitucionalidad al prohibir la agrupación sindical de clase de los pensionistas, y de hecho lo que trata es de dispersarnos al conceder que podamos afiliarnos a sindicatos generales.

• Compatibilidad de las pensiones con algún trabajo remunerado.

• Mejora de las pensiones de viudedad y orfandad.

• Reducciones fiscales de las pensiones estatales, que son salarios diferidos que ya cotizaron en su día.

Estas y otras cuestiones trascendentales para una más justa y merecida valoración de los mayores, habrán de ir planteándose ante los organismos competentes de Europa, y lo que es más importante, ante la sociedad, con posibilidades de éxito siempre que estén respaldadas por un apoyo unánime de los directamente afectados. Unidos podemos. Dispersos no.

 

José Lidón

Presidente de la Agrupación de Jubilados y Pensionistas

de las Cajas de Ahorros Europeas